Una Tarde
Sentada en tu silla de espejos
mirarás pasar el tiempo
de un día lejano y misterioso,
donde el sueño es el enigma
del recurso que doblegó el olvido.
Y así, devastada tu memoria
por lo incierto de los días grises,
sentirás al animal sediento
sobre la aridez de tu amargura.
De pronto, volverás a los límites
difusos del anhelo inexistente
mientras tus manos aprisionan
la tarde que no pudiste retener.
Alfredo Lescher
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